Chef Kevin Avner Attal

Soy el chef Kévin Attal, nacido en París en 1991. Aunque no tengo una formación culinaria clásica, la cocina está en mi sangre; gracias a mis abuelos y mis padres, conocí de cerca a dos generaciones de restauradores que me infundieron una gran pasión por la buena gastronomía. No es de extrañar, por lo tanto, que a la temprana edad de 21 años abriera mi primer restaurante, «La Marmite St. Denis», en Montreal, Canadá.

Siempre inquieto y en busca de nuevos sabores, dejé todo en 2015 para sumergirme en una cultura completamente nueva al trasladarme a Seúl. Allí, añadí un nuevo capítulo a mi repertorio gastronómico con mi bistró La Marmite Seoul, donde dediqué mi talento a un enfoque fresco de la cocina francesa, más estacional y moderna, con un acento mediterráneo, pero siempre inspirado en mis viajes por Asia y con mi propio toque personal.

Después de cuatro años en la capital surcoreana, tenía el deseo de volver a Europa. Me trasladé a Francia, donde acumulé valiosa experiencia laboral en el Restaurante Têtedoie, galardonado con una estrella Michelin, así como en el elegante hotel boutique Maison Nô.

Poco más de un año después, acepté la increíble oferta de convertirme en co-chef del restaurante holandés Karpendonkse Hoeve, galardonado con una estrella Michelin desde 1982. Junto al talentoso cocinero Jaap Krabbendam, aportamos un aire fresco a la cocina con nuestro enfoque creativo a los menús de temporada, dirigiendo el restaurante juntos hasta su venta en 2021.

Desde entonces, trabajo como consultor independiente, utilizando mi experiencia y creatividad para desarrollar conceptos estratégicos, así como menús y recetas para diferentes restaurantes, e incluso un bar de cócteles artesanales.

Mi cocina se caracteriza por la creatividad, la variedad de sabores y un agudo sentido del detalle. La estacionalidad es fundamental para mí, influyendo en la elección de los productos y en los tipos de platos que creo. Inspirado por maravillosos restaurantes como De Kas en Ámsterdam, creo firmemente que todos los componentes de un plato tienen el mismo valor; es en la inmensa diversidad del reino vegetal donde encontramos los aromas y sabores más complejos.